Allá en Foxilandia.

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Y Fox... en Foxilandia claro! La triste partida de Fox ha puesto la cereza al pastel del sexenio presidencial de Vicente Fox Quezada. Este hombre llegó a ser presidente con las más altas expectativas, muchas promesas y buenos augurios, para terminar en una crisis política, la mas grave vivida por el país en décadas.
Vicente Fox presume hasta el final de su sexenio de la estabilidad económica en la que deja al país, sin embargo, los empleos no se han creado, no se impulsaron los sectores productivos y la inseguridad es un tema de gran inestabilidad.
Desde un principio se observó la falta de madurez política de Vicente Fox y de su gabinete, entre ellos el guerito Santiago Creel. Ninguno de ellos se caracterizó por ser negociador y gracias a esto nada importante pasó, ninguna ley o reforma necesaria para el país logró concretarse.
Y el error político de mayor embergadura fue aquel que cometieran con lo del desafuero de Andres Manuel, aquí de un lado Fox de el otro López Obrador. Uno presidente, el otro gobernador del Distrito Federal, se colocaron en los extremos de la balanza, y dio inicio la radicalización del país.
Por ahora un extremo de la cuerda ya no juega, Fox se ha ido a su casa, al rancho. Andres Manuel (el presi-peje), sigue ahi, con un movimiento que solo dependerá de el si crece o se apaga, y por las señales vistas el primero de Diciembre, Andrés Manuel ha decidido reacomodarse y tal vez jugar mas en el terreno legal.